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"Bimba, Alto y Cuba: socialización de cachorros"

Uno de los problemas de comportamiento más usuales y peligrosos es la agresividad entre perros. La mejor forma de prevenirla es la adecuada socialización de éstos cuando aún son cachorros. Lo siguiente cuenta cómo una estupenda reunión de amigos propició una clase intensiva de socialización para los cachorritos que ahí se encontraron.


Organizamos una comida en una acogedora casa payesa a las afueras de Santa Eulalia. Nos reuníamos un grupo de veterinarios y auxiliares de clínica por lo que, como no podía ser de otra forma, no faltaron perritos.


Los dueños de la casa tenían a "Bimba", mestiza de un año (la marroncita), "Alto" pastor lobo checoslovaco, de 3 meses (el lobito) y un gato macho naranja, "Tintin". A la fiesta se unió "Cuba", setter irlandesa de 7 meses (la pelirroja). 

En cuanto Bimba y Alto vieron a Cuba se lanzaron a por ella, que al principio se asustó un poco. Empezaron a correr por todo el jardín pero pronto Cuba se paró y Bimba, de menor tamaño pero mayor edad, empezó a ladrarle y empujarle y lanzarle mordiscos y gruñidos.

A todo este repertorio de comunicación excitada Cuba respondió con sumisión, hizo todo un repertorio de señales para calmar a Bimba.















La actitud corporal de ambas delataba su nivel de excitación. Bimba tenía erguidas cola y orejas y todo su cuerpo se mostraba en tensión. Cuba mantenía las orejas gachas y el rabo entre las patas. Cuando Bimba se acercaba se agachaba, e incluso se ponía panza arriba para calmarla.















Mientras, Alto saltaba alrededor de las hembras, encantado con todo ese alboroto. Igual ladraba y mordisqueaba a Cuba que a su compañera Bimba, a la que seguía en todos sus movimientos.
     


















Durante estos contactos, él se mantenía alegre en su juego. La presencia y la actitud de Bimba no tenían el mismo efecto que en Cuba. Estaba encantado por la visita y difrutaba del momento.



A estas alturas alguno se preguntará ¿y el gato? ¿Dónde está el gato? Tintín puso pies en Polvorosa lo más rápido que pudo. Tanta excitación no iba con él.

 

"En aquel árbol se ha subido" me dijeron. Pero por más que miraba no pude verlo hasta que me acerqué a comprobarlo.










 Ahí estaba el pobre Tintín, un tanto perplejo, pero tranquilo en la seguridad de su escondrijo.














  Después de todo el ajetreo inicial, la situación se tranquilizó. Bimba se apartó a descansar y Cuba y Alto anduvieron por el jardín, olisqueando. La actitud de ambos cambió, ahora era Cuba la que se mostraba más juguetona y excitada. Alto, encantado por la sesión de juego.















Fue pasando el tiempo y seguían alternándose periodos de juego intenso con otros momentos en los que no había ninguna interacción. Incluso a ambas hembras no les importó "convivir" tranquilamente debajo de la mesa donde comíamos, por si "caía algo" (costumbre a evitar, por cierto).




No obstante, también en estos momentos Bimba parecía más excitada, aunque no tuvo inconveniete en compartir lo que pudiera caer con Cuba.









La sobremesa fue muy tranquila y, mientras los humanos optamos por chistes y mojitos, los perros prefirieron echarse y descansar.
Guardaban energía para la despedida.












Así, cuando empezamos a recoger para irnos, ellos volvieron a sus juegos y correrías. A Cuba se le veía mucho más suelta que cuando llegó e incluso se atrevía a tentar a Bimba para que jugara.





Alto volvió a su excitación habitual y Bimba respondió a ese juego más intenso.Así los gruñidos se intensificaron un poco.










Empezaron a verse más dientes y reacciones más violentas, y pareció que la cosa se ponía seria.









Al ver esto, los dueños de los perros quisieron intervenir para evitar males mayores y tuve que pararlos. Lo que allí estaba pasando seguía siendo normal.






Simplemente, Cuba  y Bimba se habían enzarzado en un juego más brusco. Estaba tranquilo porque ambas habían demostrado que conocían las reglas del juego. Por lo que el asunto no iría a más.
 


En estos casos, la intervención de los dueños es lo que puede llegar a crear problemas en la relación entre los perros. La inmensa mayoría sabe comportarse y mantienen la excitación en un nivel aceptable. Si gritamos y castigamos a los perros que juegan lo que conseguiremos será crear un problema, ya que acabarán asociando esa situación con castigo. 

 


La trifulca terminó pronto, con Cuba panza arriba, Bimba lamiéndola y Alto... haciendo el loco, o sea, lo normal.
 







La socialización de los cachorros es básica para la prevención de problemas de comportamiento. Mi consejo para los dueños que tengan alguno es que los junten todo lo posible con otros cachorros, pero también con perros adultos (si hay garantía de que son estables). Ésta es la única manera de acostumbrarlos al trato con otros perros y que aprendan los gestos y comportamientos propios de las relaciones entre individuos de su especie.


Comentarios

  1. Que guapos en la foto! vaya que bien lo pasais, que morriña tengo de la isla y vuestra compañía...
    Me alegro muchísimo de que hayas comenzado éste blog, lo leeré con frecuencia.
    Por cierto, hoy ya hace un año que viniste a verme! que sorpresa tan buena que me diste!
    Te deseo mucho éxito en esta aventura, por cierto, el logo es chulísimo... lo has creado tu?
    Besitooos.

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