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YUE: "LOCO POR INCORDIAR"

Un gato joven puede causar muchas molestias en casa si no encauzamos su comportamiento de una manera rápida y eficaz. YUE, gatito de 6 meses, causaba muchos problemas por su comportamiento alocado y juguetón.

Encantador, ¿no es cierto?

Las quejas se centraban en su altísimo nivel de actividad. Este encantador gatito se pasaba horas y horas jugando. Hasta ahí no parece que haya ningún problema, pero pronto aparecieron dos "agravantes" que complicaron la convivencia: Objetivos de juego y horarios.

Escogiendo su próxima presa.
Y es que sus dientes y garras habían recorrido hasta el último rincón de cada habitación. ¿Sus preferencias? Las plantas, tapetes de sofás, cables de la tele,… Por supuesto, las manos, brazos, piernas y pies de la familia eran otros objetivos frecuentados.

Por otra parte, el juego nocturno se repetía todos los días, lo que en un piso representa una incomodidad evidente. Todos en casa se enteraban de sus correrías.

SITUACIÓN INICIAL:

YUE es un gatito precioso y muy simpático. Pero pronto justificó el por qué me encontraba yo allí. Me mordió las manos cuando lo cogí, no porque quisiera bajarse, sino tan solo jugando. Lo dejé en el suelo y se fue por ahí a jugar.

Nos pusimos a hablar sobre YUE y, afortunadamente, todos los problemas que me contaban eran en torno a su juego. No era un gato maullador, ni agresivo, ni hacía sus cositas fuera de la caja,… 

No tenía inconveniente en reunir cocina y baño.
NOTA: Una consulta frecuente es la de hacer las necesidades fuera de la cajita. En este caso, sin embargo, no había este problema a pesar de que la cajita estaba en el salón y al lado del comedero. Lo ideal es tenerla en un lugar apartado, tranquilo y suficientemente separada del comedero.
Tendríamos que centrarnos en enseñarle con qué se puede jugar y cómo

DIAGNÓSTICO:

El diagnóstico en estos casos es muy sencillo. Lo único que ocurre es que no se le ha dado educación a este gato.
NOTA: Educar un gato es necesario para una buena convivencia. Pero hay que tener cuidado. A diferencia del perro, el gato no acepta jerarquías y las correcciones deben ser proporcionadas.

TRATAMIENTO:

YUE había sido castrado hacía una par de semanas (un poco pronto para mi gusto) para ver si mejoraba el comportamiento, pero no fue así. Los problemas incluso fueron a más.
NOTA: La castración no soluciona este tipo de problemas. El nivel de actividad se mantiene prácticamente igual.
No podemos evitar que un gatito de 6 meses juegue en casa. Pero sí podemos ordenar su actividad y delimitar los objetos de juego. 

La pelota azul, excelente elección.
 
 Esto se consigue con paciencia y constancia:
  • Ejercicio controlado: El gatito tiene que ejercitarse. Jugar con él de manera adecuada gasta sus energías y le enseña un comportamiento apropiado. Todo gato se pirra por un hilo, cuerda o similar. La familia puede turnarse para darle juego.
  • Debe haber juguetes para él en casa. Juguetes específicos de gato. Para conseguir que los prefiera a otros objetos de la casa se debe recompensar cuando esté jugando con ellos con golosina felina y caricias.
  •  


  • Detener el comportamiento: Debemos ser constantes pero suaves. Es fácil hacer que un gato deje de morder algo distrayéndolo o simplemente interponiéndonos entre él y lo que mordisquea. Lo importante es hacerlo en el primer instante que veamos el comportamiento no deseado. ¡Y no enfadarnos!
  • Proteger objetos delicados: A pesar de poner en práctica todo lo anterior siempre puede haber algún "accidente", por lo que no está de más impedir el acceso a ciertos objetos o habitaciones, cerrando puertas o poniendo impedimentos físicos, como una maceta delante de un enchufe.
  • Mención aparte merece el mordisqueo y arañado de brazos y piernas. Iré al grano: los dueños juegan a peleas con su gato cuando es cachorrito y hace gracia. Y lo que acaba pasando es que le enseñan al gato a que morder las manos es divertido y aceptable, por lo que se mantiene cuando el minino crece.
NOTA: Recomiendo parar la interacción inmediatamente, irse de la habitación si es necesario. No nos peleemos con él en ese momento, lo tomará como juego y si nos pasamos podemos crearle miedo, lo que provocará más problemas. Por supuesto, si hay contactos sin mordiscos, debemos recompensarle.

 
Una de las cosas que más me gusta de mi trabajo son las sorpresas que me encuentro. Y ésta, además, vendría bien para la resolución del caso.


 

 
Habían acostumbrado a YUE desde muy pequeño a pasear por la calle atado con una correa. 

 










Era muy gracioso verlo olfatear las esquinas, las ruedas, subirse a cualquier sitio para investigar. 



  
  

No se afectaba por la gente que pasaba, incluso, se mostraba muy sociable, dejándose acariciar por los sorprendidos viandantes.






 Estas salidas ayudan a que YUE haga ejercicio, pero también le cansan psíquicamente. La calle es un lugar repleto de estímulos y tiene que tener los 5 sentidos a tope para caminar seguro. Cuando vuelve a casa necesita descansar y analizar los descubrimientos del día.

De camino a casa, mucho más relajado después de tantas emociones.

Solo le faltó levantar la patita.
Tina, muy feliz paseando a YUE.













NOTA: Pasear un gato por la ciudad atado de una correa es algo infrecuente. Los gatos tienen un periodo de socialización muy breve y temprano, por lo que solo se acostumbran a este tipo de actividad si se le ha sacado a las pocas semanas de nacer.

Su estilo de vida, solitario y de costumbres nocturnas y sigilosas, nada tiene que ver con un paseo por una acera transitada por personas, perros, bicicletas, patines, carricoches, etc, etc.

Por eso, un gato no acostumbrado al paseo atado se sentirá vulnerable al no poder huir, que es su principal defensa ante estímulos que considera amenazadores.

Así que NO recomiendo intentarlo con un gato joven o ya adulto puesto que podría sufrir un gran estrés, lo que redundaría en la aparición de sensibilizaciones, fobias y ansiedad.

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