¡Cuánto me ha alegrado verte! Fíjate, hacía tanto que no hablábamos que se ha pasado el tiempo volando, llevaremos por lo menos 20 minutos. ¡Y yo que sólo venía a comprar protector solar! Me voy ahora a la playa a aprovechar el sol. Sí, he dejado el coche fuera y… ¡A MI TOBY DENTRO!
¡UFF, qué calor hace hoy! ¡Vaya día hemos elegido para pasear por el campo! No salimos nunca y hoy… ¡hincheta! Podríamos haber esperado a la tarde. Se hace la hora de comer y hemos venido sin comida y sin agua. ¿Dónde estará Pantera? Se fue corriendo como una loca pero ya hace un buen rato que no la veo…
Espero que no os suenen estas historias, pero supongo que sabéis el fatal desenlace de ambas. Ha llegado el calor y con él el peligro de los golpes de calor. Debemos tener el máximo cuidado, nuestras mascotas son mucho más sensibles que nosotros a estas altas temperaturas y además ellos dependen de nuestras decisiones que, si no son apropiadas, pueden tener consecuencias desastrosas.
No debemos dejar nunca al perro o gato en el coche, pueden pasar muchas cosas y él no sabe abrir la puerta. No sirve dejar las ventanillas un poco abiertas, no es suficiente.
No debemos dejar atado a un perro y menos si lo hacemos al sol y sin posibilidad de resguardarse en una sombra.
Tampoco debemos salir al campo en momentos de máximo calor con ellos, y menos si vamos sin controlarlos y sin agua. Además, aumenta el riesgo si nuestro animal no está acostumbrado al ejercicio, es de pelo oscuro o está gordo. Debemos ser nosotros los que pensemos por ellos, y ante la duda mejor prevenir.
No debemos dejar atado a un perro y menos si lo hacemos al sol y sin posibilidad de resguardarse en una sombra.
Tampoco debemos salir al campo en momentos de máximo calor con ellos, y menos si vamos sin controlarlos y sin agua. Además, aumenta el riesgo si nuestro animal no está acostumbrado al ejercicio, es de pelo oscuro o está gordo. Debemos ser nosotros los que pensemos por ellos, y ante la duda mejor prevenir.
En el caso que nos ocurra, será fácil saber a qué se debe. El perro tendrá un jadeo intenso y el corazón muy acelerado, color oscuro de mucosas, depresión, tal vez temblores y sangrado. Inmediatamente debéis llevarlo al veterinario, él comenzará un protocolo de enfriamiento progresivo y tomará medidas complementarias para evitar daños internos que se suelen producir en hígado, riñón, aparato digestivo y corazón.
Podéis llevarlo rodeado de paños completamente mojados pero no con agua muy fría.
Si el animal sobrevive, lo cual depende del tiempo y de la intensidad del golpe, habrá que hacerle un seguimiento durante unos días para asegurarnos que no hay daños internos. Y, por supuesto, aprender de la experiencia y tener más cuidado.
Un golpe de calor siempre es culpa del dueño.
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