Que un perro sufra otitis una y otra vez es muy frecuente. Los tratamientos se suceden pero no se consigue controlar el problema. Intentemos llegar al por qué.
El conducto auditivo es un tubito que va desde la oreja hasta el tímpano. Ese tubito, por tanto, está oscuro. Tiene las secreciones normales de la piel que lo recubre y otras propias del oído (cera). La suciedad del exterior penetra y se mezcla con todas esas secreciones. En su interior, vive una comunidad de bacterias y hongos. Algunos perros presentan abundante pelo y las orejas caídas, impidiendo una buena aireación.
El resultado es un recoveco oscuro, cálido, lleno de secreciones y suciedad lo que constituye un excelente caldo de cultivo para los microorganismos que lo habitan. El tratamiento elimina la infección pero las condiciones del conducto vuelven a reproducirse y con ello la probabilidad de una nueva otitis.
Además de ser un lugar predispuesto a la infección, otras circunstancias favorecen su aparición, como por ejemplo, la presencia de cuerpos extraños, alergias, bajada de defensas...
Por todo ello, el punto principal del manejo a medio y largo plazo de la otitis es la higiene adecuada de los conductos. Esta higiene dificultará infecciones posteriores y permitirá que los medicamentos usados sean plenamente efectivos, ya que las condiciones del oído serán mucho más saludables.
No debemos olvidar una importantísima precaución: la inspección adecuada del conducto auditivo. Con 2 objetivos fundamentales. El primero, comprobar que el tímpano se encuentra intacto. El tímpano es la membrana que separa el oído externo del oído medio, si se encontrara perforado las soluciones limpiadoras y los tratamientos podrían entrar al oído, dañándolo.
Este es el aparato usado para explorar el conducto auricular, se llama otoscopio. Consiste en un cono (que se introduce en el conducto), una lente y una fuente de luz. |
El segundo es asegurarnos que no hay cuerpos extraños en su interior. Si los hubiera, la limpieza podría ser ineficaz y además durante el proceso corrríamos el riesgo de dañar las paredes del conducto o incluso el propio tímpano.
Pinzas de coocodrilo: Son las utilizadas para la extracción de cuerpos extraños. |
Esta necesidad de hacer una buena exploración del conducto implica, muchas veces, la sedación del animal. El oído es una zona muy sensible y muchos animales en esta situación no permiten, si quiera, que te acerques a ellos. Un movimiento brusco con el instrumental dentro del conducto puede causar una herida importante.
Una vez comprobada la inexistencia de cuerpos extraños y el perfecto estado del tímpano podemos proceder a la limpieza.
El protocolo de limpieza que uso se basa en cuatro pasos:
El material necesario es muy sencillo: algodón y líquido limpiador.
El protocolo de limpieza que uso se basa en cuatro pasos:
1. Echar líquido limpiador abundantemente, de manera que inundemos el conducto. En las clínicas hay variedad de productos de gran eficacia.
2. Masajear exhaustivamente. Este es el paso más importante ya que si no removemos la suciedad, no saldrá después. Para masajear hay que notar el conducto. A la palpación se asemeja a un tubo de plástico que empieza en la oreja y rápidamente profundiza hacia el cráneo.
El masaje se realiza con los dedos gordo e índice y nos ayudamos del corazón si el tamaño de nuestro perro lo permite. Hay que asegurarse que lo hacemos en toda su longitud y con suficiente fuerza, aunque pueda resultarle molesto al animal.
El masaje se realiza con los dedos gordo e índice y nos ayudamos del corazón si el tamaño de nuestro perro lo permite. Hay que asegurarse que lo hacemos en toda su longitud y con suficiente fuerza, aunque pueda resultarle molesto al animal.
3. Dejar que se sacuda. Suelen sacudirse en cuanto dejas de masajearles, pero a veces hay que esperar un poco para que lo hagan. Mejor limpiarles en el jardín o en la terraza para evitar manchar la casa.
4. Limpiar con algodón la parte exterior del conducto. Con la sacudida la suciedad, removida por el líquido y el masaje, se ha exteriorizado. Ahora con el dedo cubierto de algodón limpiamos la zona. Se pueden usar gasas si se prefiere, aunque la verdad es que no he tenido problemas respecto a dejar restos de algodón. Podemos meter el dedo hasta que buenamente se pueda. En perros pequeños es muy poquito, en grandes, medio dedo.
Cuando hay otitis recomiendo estas limpiezas 20 minutos antes de cada aplicación de las gotas, durante, por lo menos, 4 o 5 días.
Una vez solucionado el problema y a manera de prevención realizad estas limpiezas de forma rutinaria cada 10 ó 15 días. En este caso, se puede usar como líquido limpiador suero fisiológico templadito. Cuando empieza el calor y en perros predispuestos recomiendo una limpieza semanal.
Se trata de 5 minutos y permite que el animal no vuelva a padecer esta molesta enfermedad.
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