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PIPÍS Y POPÓS


Educar un perro para que haga sus necesidades en un lugar concreto es fácil. Alguno me tomará por osado o incluso por loco al afirmar semejante "utopía". Pero la realidad es que es muy sencillo. 

Pues sí! Tú dame un premio y dime qué quieres que haga



Para conseguirlo, primero tendremos que conocer una máxima del comportamiento animal: "todo acto que obtiene una recompensa tiende a repetirse"





Así que, aplicando esta máxima, recompensemos a nuestro perro cuando le veamos haciendo sus cositas en el lugar adecuado. El perro asocia lugar-acto-recompensa y volverá a hacer en ese sitio.

¿Pero cómo sé yo cuándo va a hacer mi perro sus cositas? Pregunta automática en estos casos.

Lo segundo que tenemos que saber es que existen unos momentos en el día en los que es más probable que un perro haga pipí o popó. Y estos son: después de dormir, después de comer y después de un juego intenso.

Así que, aplicando estos conocimientos, saquemos a nuestro perro a pasear o llevémoslo al sitio adecuado (si es un cachorro o vive en un jardín,…) justo después de esos momentos y estemos con ellos ahí durante por lo menos 10 – 15 minutos (cuanto más mejor).

¿Y cuándo sé que ha comido?

Una buena práctica con los perros es darles un tiempo para comer. No hay que meterles prisa, pero no es conveniente dejarle el comedero con comida todo el día. De esta forma sabremos lo que come y cuándo lo come. Ahora solo hay que poner la o las comidas a una hora compatible con los paseos.

¿Pero y si no hace qué?

Si no hace, habrá que tener paciencia. Existe mayor probabilidad de que hagan en esos momentos pero no es seguro. Tendremos que probar algunas veces hasta que el perro haga y entonces darle caricias, unas palabras amables y, sobre todo, un buen trozo de queso, jamón, paté o las 3 cosas juntas. No escatimemos en este momento.

DÍA
DESPERTAR
COMIDA1
SIESTA
JUEGO
COMIDA2
OTROS
21/06
O
O
O

O

22/06

O
O
O
23/06
O








Una tabla como esta ayuda mucho. Un circulito por cada vez que se le lleva al sitio elegido y una sonrisa cada vez que hace y le recompensamos. Los circulitos nos dicen si estamos siendo constantes. Las sonrisas harán que el proceso sea más corto. A más circulitos, más posibilidades de poner sonrisas.

Ya le he recompensado algunas veces y mi perro sigue haciendo en casa ¿Por qué?

Estamos enseñando a nuestro perro un comportamiento. De nuevo paciencia. No podemos exigirle que lo aprenda a la primera. ¿Cuántas sumas tuvimos que hacer para aprender a sumar? ¿cientos? ¿miles?

Durante el proceso que supone este aprendizaje debemos vigilar más al perro, de manera que no haya accidentes. Esto supone pasar más tiempo con él y estar atento a sus movimientos. Si no nos es posible, acondicionar una habitación para los momentos en que queda solo es una buena opción. 

Esta habitación debe tener juguetes apetecibles para entretenerse (si no, usará tus muebles), su comedero, bebedero y cama en un lado, y en el lado opuesto, unos periódicos. Al perro le gusta hacer en superficies porosas (cuidado con las alfombras y sillones).

¿Entonces cuando lo vea haciendo donde no debe lo castigo, verdad?

NO, NO y NO. Lo primero porque el castigo no es una medida apropiada en la educación canina. Afortunadamente, los años de palos, collares eléctricos y zarandeos se acabaron. El perro aprende mucho mejor si recompensamos sus aciertos que si castigamos sus errores. ¿Tú no?

Pero es que además se lo ponemos más difícil al perro. Mirad la situación: el perro (o cachorro) hace pipí en el salón, el dueño/a va hacia él gritando y le zarandea. ¿Qué ha pasado aquí?

·         - Dueño/a: - Estupendo, acabo de decirle a mi Toby que no debe hacerlo dentro de casa.
·           - Toby: - Ay ay ay ay ay, para ya, por favor!! Vale, comprendido, no te gusta que haga pipí delante de ti.

Toby ya no volverá a hacer nada delante de sus dueños. Así que cuando salga a pasear con el dueño/a se aguantará para no enfadarle. Cuando llegue a casa, hará sus necesidades, eso sí a escondidas. Este hecho, los dueños lo achacarán a la endiablada mente de su perro que conspira para hacer en sitios cada vez más indeseables.
Entonces los castigos no serán en el momento de hacerlo sino cuando sean descubiertas las deposiciones de manera que el perro recibirá castigos sin saber por qué, lo que aumentará su frustración y empeorará la relación con una familia que le pega y maltrata pese a sus claras indicaciones de sumisión. Resultado, una familia insatisfecha y un perro inestable e inseguro.
Es duro. Tan duro como frecuente. Mejor recompensar cuando lo hace bien. Con paciencia y cariño.

Bueno, ya sabemos cómo hacerlo: llevamos al lugar elegido en los momentos clave y esperamos hasta que haga. Entonces recompensamos abundantemente.

Y una vez aquí, por qué no enseñarle a "ser más concreto". Podemos enseñarle a que haga solo en tierra, así, preferirá hacerlo en zonas arboladas, con hierba,… antes que en las aceras. ¿Cómo? Ya sabéis cómo: habrá que llevarlo a zonas adecuadas y mantenerlo ahí hasta que haga. Así podremos recompensarlo por hacerlo en estas superficies. Acabará prefiriéndolas.

Les encantan las plantas, olisquearlas, morderlas,... también regarlas ;-)

Por supuesto, habrá que seguir teniendo cuidado y siendo respetuosos y limpios. Los jardines no quedan bonitos con una caca en medio. Las cacas de nuestros perros debemos retirarlas, estén donde estén.

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