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EXPLOSIÓN DE EXTINCIÓN

Es algo elemental en etología que todo comportamiento que se repite es porque está recibiendo un refuerzo, una recompensa. 

La mayoría de los comportamientos problemáticos de los perros son reforzados por sus dueños. Este refuerzo suele ser involuntario, lógicamente. Pero ya sea al tratar de erradicarlo de maneras inapropiadas o por simple desconocimiento, el refuerzo se sigue manteniendo.

Ejemplos:
  •    Darle un hueso al perro cuando está ladrando, "para que se calle".
  •    Acariciarlo mientras le decimos que no salte más sobre nuestras piernas.
  •    Parar el juego excesivo del cachorro, de forma ruda. El perrito cree que proponemos jugar empujando y gritando fuerte, ¡y le encanta!
El hueso, las caricias y el trato brusco son los refuerzos involuntarios que perpetúan el comportamiento.

También hay comportamientos no deseados que se refuerzan solos...

Para la solución de problemas de este tipo, la educación canina en positivo, recurre muchas veces a la extinción. No usamos el castigo, sabemos que no es ético y además no funciona. 

La extinción trata básicamente de evitar los refuerzos. Lo primero que hay que hacer es identificarlos. No está demás confeccionar una lista con todos ellos. Os sorprenderéis de la cantidad de cosas que hacéis y decís cuando el perro se comporta mal. Hecho esto, debéis procurar que todos esos refuerzos desaparezcan de los contextos en los que se da el comportamiento a erradicar. 

La mayoría de las veces es suficiente ignorando por completo el comportamiento en cuestión. Podemos girar la cabeza o todo el cuerpo para darle la espalda al perro. Podemos cruzarnos de brazos o simplemente seguir con nuestros quehaceres diarios sin prestarle la más mínima atención. Si es necesario saldremos de la habitación donde nos encontramos. Lo importante es no reforzar el comportamiento.

El principio es muy simple y los resultados espectaculares si permanecemos firmes en nuestro empeño.

Pero esta técnica tiene un pequeño inconveniente llamado, enfáticamente, explosión de la extinción. O también curva de la extinción.

¿A qué nos referimos con esta explosión? Se trata de la intensificación y agudización del comportamiento que precisamente queremos eliminar. Y es que al perro le funcionaba, eso que hacía le suponía un beneficio. Así que ante la falta del resultado habitual… intensifica el comportamiento

Se ve más claro con un ejemplo en humanos: 

Comportamiento: Subimos a un ascensor, tocamos el botón del piso al que queremos ir. Respuesta: la puerta se cierra y el ascensor se mueve. 
 
Pero ¿qué pasa si tocamos el botón y no hay la respuesta esperada? ¿Nos bajamos inmediatamente del ascensor y usamos las escaleras? No. Volvemos a darle al botón, seguramente varias veces y un poco más fuerte. 
 
Lo mismo ocurrirá con nuestros perros:
  •    El que ladraba y le daban un hueso para que se callase… ladrará más fuerte y más tiempo.
  •    El que se ponía a dos patas para saludar… saltará más, tal vez empiece a ladrar o aullar o dar vueltas sobre sí mismo.
  •    Al que gritaban y empujaban para que dejase de ser tan bruto y le encantaba porque pensaba que eran tan brutos como él… se volverá más bruto aún, tal vez mordisquee brazos y piernas. 

Hay perros que incluso bailarán una sevillana para conseguir lo que quieren.



El caso de Loft y Aikor ha sido en este sentido uno de los más sorprendentes en los que he trabajado.











Ni que decir tiene que si cedemos a sus exigencias en plena "explosión" lo que hacemos es enseñarle al perro que ese nuevo comportamiento (más molesto o excesivo) es el necesario para obtener lo que quiere. Lo que sería un lamentable error.


En el ejemplo del perro que ladra: 

    - Al principio le daban el hueso a los 2 minutos de empezar a ladrar. 
    - Empiezan la extinción y no le dan el hueso y lo ignoran completamente.
    - Explosión de extinción: El perro ladra durante más tiempo y más fuerte.
    - Los dueños ceden y le dan el hueso a los 5 minutos.

Consecuencia: El perro ha aprendido que ladrando más fuerte y más tiempo consigue lo que quiere.

Debemos estar prevenidos y contar con este efecto en la educación de nuestro perro. Sed pacientes y comprensivos. Después de la tormenta siempre viene la calma: pronto empiezan a entender que la situación ha cambiado y su comportamiento se adapta a las nuevas circunstancias. 

No obstante si os veis superados consultad con un especialista, la extinción se suele asociar a otras técnicas de manera que se minimiza esta explosión.

Premiar pequeños comportamientos adecuados o pedirle comportamientos incompatibles con el inadecuado para premiarlos también, son dos de las maneras de apoyar la técnica de extinción. 


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