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MODALES CANINOS

Muchas de las consultas que recibo se refieren a lo que podríamos llamar falta de modales caninos. Estoy hablando de perros que se suben al sofá, “piden su parte” cuando estás comiendo, pasean tirando de la correa, se suben a las piernas para saludar, mordisquean tu ropa o tus manos, hacen sus necesidades donde quieren y un largo etcétera.

Estos comportamientos pueden llegar a ser muy molestos pero en la práctica se trata de problemas fáciles de solucionar. A fin de cuentas son comportamientos aprendidos, así que igual que aprendieron a hacer las cosas de esta forma se les puede enseñar a hacerlas de otra. Pero claro, para eso necesitamos un buen método.

El primer paso que hay que dar es entender el por qué de estas conductas. Y para ello debemos quitar de nuestra mente ideas erróneas del tipo “lo hace para fastidiar”, “sabe perfectamente que no me gusta”, “¡qué manía le ha dado últimamente!” entre otras. No son ciertas, por mucho que pueda parecérnoslo.

También debemos deshacernos de antiguas teorías acerca de la jerarquía y el interés del animal por ascender en ella. Ya hablamos el mes pasado de este tema. La “teoría de la manada” es rechazada por la mayoría de los especialistas en comportamiento canino de todo el mundo, incluido el propio autor de la misma.

Así que tenemos un perro que hace algo molesto. Y sabemos que no lo hace para fastidiar, ni por manía ni porque quiera dominarnos. Entonces, ¿por qué lo hace? 2 son los motivos principales: Primero porque le funciona, es decir, ese comportamiento le produce algún beneficio. Y segundo porque no le hemos enseñado el comportamiento apropiado.

REFUERZOS

En psicología (la etología humana) hace tiempo que se descubrió una de las leyes básicas de la conducta animal que dice a grandes rasgos que “todo comportamiento que obtiene algo positivo tiende a repetirse”.

Antes de seguir quisiera hacer un inciso. La psicología es considerada el estudio de la mente humana y la etología del comportamiento animal. Personalmente pienso que esta diferencia es artificial. Además de mi percepción personal, seguro que acorde con la de muchos de vosotros, los últimos avances científicos están demostrando que hay muchas más semejanzas que diferencias entre la mente humana y la de los animales superiores. Durante mucho tiempo se ha despojado al animal de la capacidad de tener comportamientos complejos y sentimientos pero ahora sabemos que los tienen. Y solo estamos empezando a vislumbrar toda la verdad.

Pues bien, como decía, los comportamientos se repiten y se fijan porque el perro recibe una recompensa al hacerlo. Tenedlo claro, el comportamiento que no se refuerza no se repite. Así que si lo hace… es porque hay un refuerzo en alguna parte.

Este refuerzo puede ser proporcionado por los dueños conscientemente: darle algo de comida mientras estás comiendo. Puede ser inconsciente: Acariciar al perrito que te saluda saltando sobre tus piernas. El comportamiento también puede ser reforzador por sí mismo: subirse al sofá simplemente porque es más cómodo. Pero siempre habrá un refuerzo.

Si conseguimos evitarlos el comportamiento tiende a desaparecer. Pensad por un momento en vuestro perro, en eso que tanto os molesta e intentad encontrar qué obtiene con ello que hace que siga repitiéndolo. No siempre es fácil porque a veces no resultan evidentes, incluso los hay paradójicos (muchas regañinas son reforzadoras). Pero el esfuerzo merece la pena, ya que es requisito indispensable para la resolución del problema.

COMPORTAMIENTOS ADECUADOS

El segundo motivo que apuntaba era que no se le ha enseñado el comportamiento apropiado. Nos quejamos que nuestro perro no hace las cosas como queremos pero no nos paramos a pensar que no le hemos dedicado tiempo a enseñárselas. Son muchos los comportamientos que puede hacer un perro en una situación determinada, y la mayoría de las veces nos centramos en corregir y castigar los que no nos gustan en vez de enseñarle el que queremos.

Así aparecen gritos, sonoros chistidos, tirones de correa, palitos (y palotes) y un triste etcétera. Todo esto crea una situación tensa y desagradable. Pero además no enseña nada. El castigo interrumpe el comportamiento pero no enseña la alternativa correcta.

Me gusta poner este ejemplo que además propone un ejercicio de empatía: Si quieres que te pinte la casa y no me explicas de qué color la quieres, probaré con el que más me guste a mí. Si no es el que querías, te enfadas, me gritas en arameo y sigues sin decirme qué color quieres, pararé y probaré con otro color. Y así estaremos hasta que acierte (mira si hay colores…), o te canses y contrates otro pintor, o me canse yo y te mande a hacer puñetas por maleducado. No parece buen sistema.

Si quieres que te pinte la casa y no hablas mi idioma, ponme el bote de la pintura que quieres, al lado el dinero acordado y ya verás lo bien que lo hago. Si quieres que tu perro te salude sin saltar, enséñale a sentarse para saludar, si quieres que no se suba al sofá, enséñale a estar en su camita, si quieres que no tire en los paseos enséñale a pasear a tu lado.

EDUCACIÓN CANINA EN POSITIVO:

Educar un perro es un proceso, lleva su tiempo, hay momentos en los que se avanza deprisa y otros más lentamente. Debemos aceptarlo.

Hoy hemos visto 2 de las bases de la educación canina en positivo:

• Evitar los refuerzos de los comportamientos que no quieres.

• Enseñar activamente el comportamiento que te interesa, recreando la situación en cuestión y reforzándolo.

De esta forma no hay enfados, ni frustración, ni malos rollos. Y encima es divertido… ¿alguien da más?

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