La historia de Cash ha sido, lamentablemente,
recurrente en mi experiencia como etólogo veterinario. A lo largo de los años
han ido llegando a mis manos, animales que habían sufrido tratamientos absolutamente
desproporcionados y crueles. Tratamientos que denotan un desconocimiento total
de las bases del comportamiento y el aprendizaje caninos, por parte de los
supuestos especialistas que los realizaron. Muy triste.
Cash era un mestizo de pit bull de 1,5 años. Sus
dueños me llamaron porque se mostraba muy agresivo con otros perros. Ya habían
tenido problemas por ello. Cash también gruñía a las personas que no conocía,
se les tiraba si se acercaban. Incluso había llegado a morder a sus propios
dueños en más de una ocasión.
Cash había pasado ya por varios educadores caninos y
después de varias "terapias" el perro no solo no había mejorado sino
que estaba peor.
Su historia es la siguiente: Cuando Cash empezó a
manifestar su agresividad, tenía unos 6 meses, consultaron con un centro de la
isla especializado en tratar perros. Lo que les propusieron fue tenerlo
encerrado varios días en una jaula, rodeado de más jaulas con más perros con el
objetivo de ver si se acostumbraba y también ver si se dejaba manejar por los encargados
de aquel lugar. Naturalmente, Cash no respondió bien. Después de varios días
allí, la conclusión a la que estos "especialistas" del comportamiento
llegaron fue que Cash estaba loco, desequilibrado y que nadie podría cambiar su
actitud.
Pero los dueños no se dieron por vencidos y
consultaron en una tienda de animales a un educador canino. Este hombre opinaba
que Cash era muy dominante y que había que cambiar eso a base de dominarlo a
él. Cuando el perro desarrollara comportamientos agresivos ellos tenían que
corregirle, tirarle fuerte de la correa, cogerle de la cabeza y mirarle
fijamente, tumbarlo panza arriba e, incluso, golpearle hasta que dejara de
gruñir o lanzarse hacia el otro perro.
También querían enseñarle a que no
tirara al pasear, por supuesto, se ayudaron de un collar de impulsos
eléctricos. Dicho collar tenía 8 intensidades. Al segundo día de terapia ya
habían llegado a la potencia máxima sin ningún resultado, por lo que el
adiestrador propuso comprar otro collar con más potencia.
La agresividad hacia las personas quiso solucionarla
llevando a Cash al paseo marítimo de S. Antonio en pleno mes de agosto. El
perro entró en pánico, se puso muy agresivo y el educador estuvo peleando con
él para tumbarlo y lograr que se calmara. Después de llevarse infinidad de
mordiscos y de crear una situación grotesca y muy peligrosa en plena calle, los
dueños de Cash pidieron parar. Afortunadamente, no quisieron seguir con la
terapia pese a que ya habían pagado por adelantado el tratamiento completo.
El tercero que trató a Cash fue un adiestrador,
quería enseñarle control, que se sentara, que paseara pegado al dueño,… La
verdad es que este hombre fue más comedido, no quiso dominar al perro,
utilizaba premios para enseñarle. Lo cual es estupendo. Aunque también tirones
de correa cuando no hacía caso. Lo cual no es tan estupendo. Pero Cash no podía
aprender nada en el estado en que se encontraba, el adiestrador no podía ni
acercarse a él. En pocos días desistió.
El panorama era desolador y en mi primera visita me encontraba realmente ansioso.
Tenía muchas ganas de conocer a Cash. Ya me habían contado el calvario por el
que había pasado y quería saber si Cash era realmente la fiera que me dijeron
o, como pensaba, un pobre cachorro asustado.
Quedamos en la calle en una zona tranquila, Cash
apareció con la correa corta y el collar de estrangulamiento. Pese a ello,
paseaba bastante tranquilo, olisqueaba a su alrededor. Me miró a lo lejos y no
pareció contrariarse. Eso me lo dijo todo. En unos minutos Cash cogía de mi
mano los trozos de salchicha que había traído para él.
El dueño alucinaba, no podía creer lo que veía.
"Es la primera vez", decía. Su reacción era normal, lo único que le
habían enseñado sobre su perro era que estaba loco o que quería dominar todo a
su alrededor.
Sin embargo pudo ver que si no intentas dominarlo, sino que le dejas su espacio; si no le gritas ni le pegas, sino que le premias cuando su comportamiento es tranquilo; si entiendes que no es dominancia, sino puro miedo lo que le mueve a ser agresivo, Cash (y cualquier perro en el mundo) se comportará bien y será sociable y amistoso.
Sin embargo pudo ver que si no intentas dominarlo, sino que le dejas su espacio; si no le gritas ni le pegas, sino que le premias cuando su comportamiento es tranquilo; si entiendes que no es dominancia, sino puro miedo lo que le mueve a ser agresivo, Cash (y cualquier perro en el mundo) se comportará bien y será sociable y amistoso.
Por supuesto, queda un largo camino hasta que Cash
aprenda a relacionarse con los desconocidos y con otros perros. Un camino en el
que hay mucho que trabajar y atesorar mucha paciencia.
El tratamiento se divide básicamente en 2 partes. En
la primera, el objetivo es estabilizar las relaciones en casa, Dueños y perro
deben aprender las nuevas normas de convivencia, esto rebajará el estrés del
animal y le permitirá aprender algunas cosas y a "usar la cabeza" en
su día a día.
En la segunda parte, una vez hemos logrado que Cash tenga una
vida tranquila, pasamos a exponerle a los estímulos que le producen miedo de
una manera controlada mediante técnicas de desensibilización y
contracondicionamiento. Dos palabrejas tan largas y raras como eficaces son sus resultados.
En ello estamos. La evolución está siendo muy
positiva. Todos estamos contentos.
Conclusión: La educación canina ha cambiado. Las
antiguas prácticas basadas en la dominancia y el castigo quedaron obsoletas,
superadas por técnicas en las que se prioriza la salud psíquica del perro.
Técnicas basadas en los nuevos conocimientos que tenemos sobre cómo aprenden y
cómo se relacionan los perros.
Si tienes problemas con tu perro y contactas con un
educador, adiestrador, conductista o similar recuerda: Huye de los que te
hablen de dominancia y castiguen a tu
perro. Busca otra opción. Otra manera mejor de hacer las cosas existe ya.
Pdta. Me abstengo de poner los nombres de las empresas
antes aludidas porque mi intención no es atacar a nadie ni dañar ningún
negocio. Pero me veo en la obligación de denunciar este
tipo de prácticas, absolutamente arcaicas y terriblemente perjudiciales para los perros, e
informar al público de las alternativas.
¡Claro como el agua! Está genial que después de siglos trabajando con ellos y ya muuuuchos años metiéndolos en nuestros hogares por fin nos preguntemos: ¿qué es un perro y cómo funciona?
ResponderEliminarUn beso grande, Carmelo, seguro que en la senda perruna nos volveremos a encontrar!!
Este es uno de esos casos que a los domadores les gusta poner como ejemplo de "perro jodido" que un "salchichero" (profesional que trabaja en positivo) no puede solucionar.
ResponderEliminarEnhorabuena Carmelo.